"La Patria de los Cupulistas y el Turismo Politico Cubano"

Por John Perez-Sampedro

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xiste una profunda diferencia entre el  concepto de Patria de  los comunistas “cupulistas” cubanos y los hombres   libres.   Esos que vagamos por  el mundo soñando con el regreso  al entorno que nos vio nacer. 

 

Llamo “cupulistas” a los comunistas  que conforman la Cúpula Gobernante y privilegiada, compuesta de miembros y familiares del Partido Comunista;  de altos oficiales militares; del gobierno; del cuerpo de espionaje-diplomático y de los sistemas  represivos.

 

Estos hombres y mujeres cupulistas, muchos de ellos,  educados en las mejores universidades de Europa, representan la continuidad del éxito propagandístico del comunismo cubano.  Ellos apuntalan  al régimen tiránico de Cuba, tanto en el exterior, como dentro de la Isla y  su arma secreta es el “Turismo Político”

 

Amparados por  el bien organizado silencio mediático internacional y utilizando los recursos ilimitados obtenidos de dineros mal habidos, disponibles a través de las embajadas cubanas, los “cupulistas” organizan viajes  a Cuba desde  todas las longitudes del Planeta.

 

Este “Turismo Político”  en su mayoría integrado por estudiantes y  profesores de izquierda o  tontos útiles, disfrazado unas veces de “Giras Intelectuales” y otras de Delegaciones “Religiosas de Ayuda Humanitaria”, descienden a diario sobre la Isla, no sólo para disfrutar de las playas y el calor tropical de nuestra Isla Mágica, sino principalmente, para  observar de cerca, con sus propios ojos, los supuestos  "logros"  de la revolución  comunista.    Para ello, los “turistas políticos” son llevados a escuelas y hospitales preparados especialmente para el programa propagandístico.   A diferencia de la del resto de la Isla, esos hospitales sí tienen bombillos  y sábanas limpias en los cuartos y los pacientes no tienen que buscar el hilo quirúrgico y la anestesia para la operación. 

 

Las escuelas seleccionadas que visitan estos “turistas políticos”, están llenas de estudiantes bien alimentados y maestros elocuentes que recitan con entusiasmo los logros de la revolución.

 

El concepto de Patria de los  “cupulistas” es totalmente diferente al  de los hombres libres, porque  la Patria para ellos no es el recuerdo de aquel pedazo de tierra  roja sembrado de palmas  acariciadas por la brisa de la tarde.  Tampoco es  el recuerdo de las   calles   empedradas   de  la  “Habana Vieja” con     sus     viejos       portones      y   ventanas descascaradas testigos  de mil amores, que  aguardan nuestro regreso.

 

Para  esos miles  de  “cupulistas” cubanos, los cuales  viven como burgueses  en  barrios exclusivos aledaños a    las   embajadas   y    centros   de  espionaje-comerciales cubanos  en las principales capitales del mundo, la Patria no conlleva  la magia de los colores ni los sabores o  los olores del entorno que los vio  crecer.

 

Para ellos, la Patria es  algo desnaturalizado y foráneo, lo cual resulta incomprensible  para nosotros.   Para ellos, el entorno de la Patria es el bullicio de una protesta estudiantil en Bogotá, o una marcha de  indígenas  en el altiplano Boliviano, o la explosión de un carro bomba en una embajada norteamericana.

 

 

 Desde sus mansiones en el extranjero, donde promueven el “turismo-político”, los “cupulistas”,    sueñan  estar sentados en el muro del malecón, no porque añoren el olor a mar o el entorno marino del litoral habanero,  sino para lanzar consignas  frente al monumento del Main, ese que ya no tiene las águilas de bronce o frente a la Sesión de Intereses, donde el Tirano ha construido una plataforma permanente para sus  shows políticos.

  

 Los cupulistas no extrañan el entorno cubano, ellos  satisfacen sus  añoranzas  de Patria   en cualquier parte del mundo, por eso se hacen llamar internacionalistas, porque  no es la  tierra donde nacieron y se criaron, la  que los llama y los ata, sino la doctrina marxista, donde quiera que ella se encuentre.

 

Esa es la Patria de los cupulistas, la  doctrina comunista  antihumana, que se nutre  de la envidia y el odio de los hombres mezquinos.

 

Y en nombre de esa Patria fatídica, de esa doctrina barbárica, justifican  los horrores  que  cometen   para  implantarla por la fuerza.  Sus  símbolos patrios son la  hoz y el martillo,    su bandera es roja como la sangre de  los  100 millones de hombres mujeres y niños asesinados    por    los    comunistas     durante  los últimos  80 años y  su himno  la Internacional comunista.

 

La Patria de  estos privilegiados “cupulistas” no es la nuestra.  La de ellos es una Patria forjada por hombres con nombres extraños que no conocieron  nuestra Isla, que no comieron nuestras frutas, ni caminaron nuestras calles, ni escucharon el pregón del “manicero”, ni  el del afilador de tijeras, ni  el del polaco que vendía corbatas baratas.   

 

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ombres como Carl Marx, Lennin, Mao Tse Tun, Sadam Hussain o  Stalin,  que no sintieron el cantar del tocoloro o apreciaron la fragancia de la mariposa.  Hombres nacidos en tierras lejanas  y de  culturas  extrañas,  cuyos labios nunca entonaron las notas  de nuestro himno nacional, ni vieron los colores de nuestra  bandera, ni  supieron de nuestros bailes ni  de la tristeza de Heredia o de la palabra de Martí o la valentía de los Maceos.

 

Los “cupulistas”, esos burgueses que desde lo alto de sus privilegios  miran con  desden a un pueblo miserable. Esos  que niegan a Dios   pero veneran con respecto al Estado todo poderoso.  Esos que  combaten las religiones, pero  evangelizan  sin cesar su  fracasada doctrina,  y sobre todo, esos que  creen tener Patria, pero que  en su lugar solo tienen la  añoranza estéril de  la  maldita ideología comunista.   Esa que  les permite  perpetuarse en el poder,  mientras  mantienen  a todo un pueblo en la desesperanza de la  esclavitud.