"El Terrorismo Sexual Religioso"
por John Perez-Sampedro
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M ientras en Israel morían inocentes civiles judíos, víctimas del terrorismo islámico, el mundo permanecía inmutable e insensible. El ataque a las torres gemelas de New York despertó a algunos sobre la realidad del Jihād aunque para muchos, la masacre de Sept 11 estaba justificada. Después de todo, Israel y Estados Unidos comparten los mismos valores de la filosofía judeo-cristiana y en más de una ocasión sus voces se han alzado al unísono para reclamar la supervivencia del Estado Judío.
Pero cosa extraña, las agresiones continuaron. Un buque tanque francés fue atacado en Yemen mientras que en Indonesia, las discotecas de Bali se convertían en un infierno, que llenaba de luto a los australianos y a gran parte de ese mundo civilizado.
“El Islam, debe de practicarse en el mundo entero, si fuera necesario por la fuerza”.
“El Jihad, es una obligación religiosa de todo musulmán”
Dr. Emile Tyan -Enciclopedia del Islam
Pero por si existiera alguna duda sobre la globalización del Jihād, el corazón de Rusia se estremeció con la toma por los musulmanes chechenos de más de 800 rehenes . Ese secuestro en masa, logró en unas horas, lo que la diplomacia o los tratados comerciales no pudieron hacer en décadas. Es decir; la unión de los recursos americanos y rusos en una causa común; incluyendo la presencia del FBI en Moscu trabajando hombro con hombro con la KGB.
Pero fue el franco tirador que aterrorizó el área de Washington DC., el que mayor luz ha echado sobre la verdadera naturaleza del fanático musulmán y por ende, de la guerra santa que apenas comienza. El Sr. John Mohamed nos enseñó que el terrorismo islámico no discrimina a nadie.
Ellos matan a sangre fría, lo mismo a un negro que a un blanco, que a un niño, que a una mujer indefensa.
Debimos de habernos dado cuenta de eso en Israel, pero no eran nuestros hijos los que morían asesinados en nombre de Alá. Debíamos de habernos dado cuenta en Bali, pero esa bella isla está muy lejos y las imágenes que nos presentaban en la televisión parecían surrealistas. Debíamos habernos dado cuenta en Yemen, en Afganistán o en Rusia. Pero “no hay peor ciego que el que no quiere ver..........”
El experto en Islam, el Dr. Emile Tyan, cito La Enciclopedia del Islam, nos explica, que el fundamento del Jihād o “guerra santa llevada a cabo por el islam”, se deriva del principio que:
“El Islam, debe de practicarse en el universo entero, si fuera necesario por la fuerza”.
Más aún, continúa explicando el Dr. Tyan.: -- Continúo citando de la Enciclopedia del Islam. “La Idea del Jihād en Islam antes de las Crusadas”, by Roy Parviz Mottahedeh and Ridwan al-Sayyid. --
“El Jihād es una obligación religiosa de todo musulmán”
Esa máxima aplica por igual al asesino, el Sr. John Mohamed y a los varios millones de musulmanes que residen legal o ilegalmente en los Estados Unidos. Por supuesto que no todos son extremistas o fundamentalistas, pero se podría argumentar que cada uno de ellos es un enemigo suicida en potencia, examinemos porqué:
Aparte de la obligación que cada musulmán tiene de llevar a cabo la guerra santa, con el propósito de obligar por la fuerza al mundo entero a practicar el Islam, existe también la creencia religiosa que todos los musulmanes comparten entre sí y que por sí sola, representa el mayor peligro para nuestra civilización, y es la siguiente:
Según el Corán, si un musulmán se inmola o muere en batalla defendiendo el Islam, irá directamente al cielo y como recompensa, recibirá 72 vírgenes.
La abstención sexual de los jóvenes musulmanes fundamentalistas y el limitado encuentro entre los hombres y las mujeres, unidos a la promesa de las 72 vírgenes, pueden haber influenciado en los asesinatos suicidas que se han realizado al rededor del mundo. No hay duda que la fe de los musulmanes pareciera ser mayor que la de otras religiones. Para estos jóvenes que cinco veces al día besan el suelo con devoción ( salah) invocando a Alá; las promesas que el Corán les hace “son reales”.
Para estos muchachos, la decisión no es difícil. De un lado está la miseria de la guerra, las abstenciones sexuales y un futuro incierto. Del otro, la gloria eterna con sus 72 vírgenes. Esto, sin incluir la recompensa económica, por lo general 20,000 dólares, que reciben sus empobrecidos familiares por los pocos segundos que podría durar sus martirios.
A estos actos de fanatismo desmedido hay que llamarlos por su nombre: “Terrorismo sexual religioso”.
Por todo esto, la izquierda y los tradicionales enemigos de Los Estados Unidos, no deben jugar a la política con esta guerra santa o pensar que pueden aliarse al extremismo islámico, para lograr objetivos comunes.
Los fanáticos islámicos podrán pactar con ellos en determinados casos, para lograr sus objetivos terroristas, pero al final, ellos no transarán por nada menos que la destrucción total de nuestra sociedad. Incluyendo, a la izquierda que los ayudó y a los no musulmanes que no se hubieran aliado a ellos, en la causa común del odio a los norteamericanos.
Lo que está en juego, no es simplemente cambiar un modelo económico y político por otro, sino, la supervivencia misma de la civilización occidental.