"El Jihad, La Barbarie Fanatica del Siglo XXI"

por John Perez-Sampedro

________________________________________________________________________________

HOME    DIRECTORIO DE CRONICAS

 

Q

uizá fue el estado anímico de Mahoma por haber escrito el Corán con la pluma en una mano y el sable en la otra, pero la realidad es que por un lado el Corán predica el amor al prójimo y por el otro el odio y el asesinato: “si matas a  un infiel  te ganas el cielo”.      Lo cierto es que el Corán es una obra llena de amor, de odio y de incongruencias. 

A diferencia del Islam, con su filosofía del “ojo por ojo y diente por diente”  el Cristianismo  ha basado su filosofía en  los  “Diez  mandamientos” y en las enseñanzas  de amor que predicara Jesús en el Nuevo Testamento.  Amor que   ha permeado a través de los siglos a las sociedades  Cristianas de  Occidente y que  sin duda ha contribuido a  los principios de libertad, derecho y justicia social, que las caracterizan.

 Pero por ser  esos valores  tan diametralmente opuestos a  los de los musulmanes, es precisamente la razón que  son rechazados  por ellos, por considerarlos  una amenaza  a su  cultura de violencia.    Cultura que  jamás podrá ser compatible con la nuestra. De  ahí  que  los musulmanes fundamentalistas fanáticos  que hoy aterrorizan el Planeta, nos quieren  destruir, no por lo que  hacemos o dejamos de hacer, sino por lo que representamos.      

Lo más  terrible de todo esto es que  los  jihadistas tienen las de ganar, porque  mientras  nuestra estrategia defensiva  ha estado y sigue  basada mayormente en el  pacifismo, la de ellos  se ha basado exclusivamente en  el ataque brutal  y despiadado, en  el exterminio sin tregua  a través del Jijad,  el    cual comenzó  mucho antes del 11 de Septiembre.   

Pero de lo que nadie habla, es de los millones de fundamentalistas que  habitan en casi todos los países de occidente, los cuales como un “Caballo de Troya”  aguardan el momento preciso para dejar entrar al enemigo que nos habrá de destruir.   Los que tengan duda sobre esto, recuerden las caras de júbilo de un gran número de  musulmanes alrededor del mundo,  celebrando la masacre del 11 de Septiembre. ¿Dónde están las manifestaciones de musulmanes  moderados de los EEUU. o de cualquier parte del mundo, protestando por las masacres de los fundamentalistas?   No existe la menor duda de que con su silencio, gran parte de  ellos  apañan también  el Jihad.

     

      El experto  en Islam, el Dr. Emile  Tyan, cito La Enciclopedia del Islam, nos explica, que el fundamento del Jihad o “Guerra Santa” llevada a cabo por el Islam, se deriva del principio que:  “El Islam, debe de practicarse en el universo entero, si fuera necesario por la fuerza”  Más aún, continúa explicando el Dr. Tyan,:  “La idea del Jihad en Islam antes de las Cruzadas” -  por Roy Parviz Mottahedeh  y  Ridwan Al-Sayyid. :     “El Jihad es una obligación religiosa de todo musulmán”

 

Ahí está el  caso de los dos musulmanes arrestados en Nueva  York  por  planear poner una bomba en  el  tren subterráneo.  Ninguno de los dos estaba ligado a Al Qaida  o a ninguna  otra organización terrorista.   El  FBI confirmó que habían actuado  por sí solos, lo cual  significa,  que  cada uno de los  1,700 millones de musulmanes  esparcidos por todo el mundo, es un soldado en potencia  que  aguarda al acecho,  en la privacidad de su conciencia, el momento en que habrá de inmolarse, asesinando a inocentes  en nombre de Alá.

 

Mientras nosotros hemos  tratado de  compartir  las bendiciones de la democracia con los musulmanes, liberando  a sus hombres y  a sus mujeres de la tiranía del fundamentalismo islámico, muchos de  ellos, en parte por miedo, pero en su mayoría por el fanatismo religioso, prefieren mantenerse en la opresión  y sumisión dictada por el Corán y por los Ayatollas.  Así está sucediendo en Afganistán y en Irak donde salvo unos pocos, la gran mayoría de la población  no aprecia el   sacrificio de los jóvenes  norteamericanos, los cuales a diferencia de ellos, sí valoran sus vidas y sin embargo las arriesgan y las pierden a diario  para llevarle a tantos ingratos musulmanes,  una libertad que no entienden y una  civilización que rechazan.

 

Las tribus musulmanas Chiitas, lideradas  por Ayatollahs,  en su mayoría fanáticos corruptos y llenos de odio, adoctrinan  en sus escuelas  llamadas Madrazas,  a los  soldados autómatas del futuro.  Las Madrazas  financiadas por los Ayatollahs y otros líderes religiosos,  son escuelas de un solo libro:  el Corán.  En ellas se preparan las futuras bombas humanas que habrán de  acabar con nuestra civilización.    Mientras existan las  Madrazas no   habrá paz  sobre la Tierra,     porque esos Ayatollahs  continuarán  utilizando el  odio  y  el fanatismo religioso, como armas  del Jihad

 

Si es difícil para los musulmanes  comprender nuestro sistema social de apertura e igualdad, más difícil es          para nosotros  entender  el de ellos, el cual va en contra de la  naturaleza misma del hombre y en contra  del deseo innato   en cada ser humano  de ser libre.  Especialmente incomprensible para nosotros es el  idilio  que los musulmanes tienen  con  la muerte.    Idilio que tiene su base en las  antiguas  creencias egipcias y que ha influido en  la  mórbida  práctica islámica   de la inmolación,  como arma.  

 

Para nosotros, el acto de inmolarse  para matar a otros, especialmente  a mujeres y niños inocentes, no solo  va en contra de las leyes del Creador,  sino que es una aberración, la cual  viola todas las normas de  la civilización y lo convierte en un acto inexcusable, salvaje e inhumano.  Como un cáncer, los  fundamentalistas penetran  con su hermetismo fanático  nuestras sociedades, no para compartir con nosotros su cultura con humildad y  amor, sino para rechazar  la nuestra,  e  imponer  su  religión de odio  por la fuerza. 

 Para derrotar a los bárbaros,  las sociedades europeas y asiáticas, incluyendo a Rusia y las dos Chinas  tendrían  primero que sacar la cabeza que han tenido enterrada en la arena como las avestruces y aceptar que el Jihad es una realidad.    Pero más importante aún, tendrían que   abandonar o al menos posponer,  el  irracional desprecio que sienten  por los Estados Unidos y  unirse a ellos en esta guerra a muerte contra un enemigo casi imposible de detener,  como lo han demostrado en las calles de Israel, en los teatros y las escuelas de Rusia, en los  trenes de España, en las discotecas de Bali y en los aviones y los rascacielos estadounidenses.

 

Para derrotar a  estos bárbaros del siglo XXI,    tendríamos que utilizar las mismas tácticas barbáricas que ellos utilizan, tendríamos que golpearlos sin piedad  y   desterrarlos de nuestras sociedades y de  nuestros territorios a sangre y fuego,   como  tuvieron que hacer los europeos durante las  Cruzadas.   Pero más importante aún, hay que explicarle a la izquierda, a los malos amigos  y a  los tradicionales enemigos de Los Estados Unidos, que no deben jugar a la política con esta guerra o pensar que pueden aliarse al extremismo islámico para lograr objetivos comunes, porque los musulmanes fundamentalistas  no transarán por nada menos que la destrucción total de nuestras sociedades. 

 

Ya es hora que el   “Mundo Civilizado”   apoye  al    presidente George W.  Bush y al primer ministro de Inglaterra Tony Blair, en su  política de   rastrearlos y   destruirlos  en sus cuevas, como lo que son, animales salvajes e irracionales.  Lo que está en juego no es simplemente cambiar un modelo económico y político por otro, sino la supervivencia misma de la civilización occidental,

 

Aunque de todas formas, no importa lo que hagamos para defendernos, al final, el costo de la guerra será demasiado alto, porque   por un lado, si no utilizamos el mismo salvajismo bélico que ellos emplean contra nosotros,  pereceremos, porque los bárbaros  no vacilarán en utilizar  armas de destrucción masiva para exterminarnos.   Pero por el otro,  si lo hacemos, perecerá nuestra civilización,  la cual está  basada en el respeto a la vida, en el  amor cristiano  y  en los derechos  individuales y democráticos.  

 

Perecerá nuestra civilización, porque  habremos remplazado nuestra filosofía de “poner la otra mejilla”  con   “la del  ojo por ojo y diente por diente”. Porque después de décadas de luchas sangrientas, nuestras generaciones futuras habrán de convertirse en hombres y mujeres  sin escrúpulos, en los mismos bárbaros que  hubimos de destruir, y nuestra  civilización  estará entonces basada, no en el derecho a la vida, sino en el culto de la guerra y de la muerte, no en el amor, sino en  el placer  que para entonces habremos  de  derivar del odio y  la venganza.  Y ellos, aún en la derrota, habrán logrado su objetivo:  destruir los valores Judeo-cristianos de la civilización  occidental.